
Así lo demuestran las numerosas alianzas suscritas por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) durante este año, que abarcan los ámbitos productivos, ambientales y de gestión del riesgo. 2018 pinta bien para el recurso encargado de garantizar la seguridad alimenticia.
Germán Darío Álvarez Lucero, Subdirector de Agrología del IGAC, dio un parte positivo sobre la gestión de los suelos en Colombia en 2017, y aseguró que las autoridades nacionales son cada vez más sensatas sobre la necesidad que tiene el país de contar con insumos con un mayor detalle.
“Logramos suscribir convenios con entidades del orden nacional, departamental y municipal para adelantar estudios de suelos a escala 1:25.000 en departamentos de diversas regiones. Esto demuestra que le estamos dando al suelo el valor que tanto merece, y que ya no es visto como un recurso silencioso, como la cenicienta de la naturaleza”, indicó.
Entre los departamentos beneficiados con una mejor información para ordenar el territorio este año están Norte de Santander (Catatumbo y Los Patios); La Guajira (proyectos agroforestales); Boyacá (laguna de Tota); y Magdalena y Cesar (áreas más productivas).
Además, Álvarez resaltó que por el prestigio internacional del IGAC, la entidad fue seleccionada para elaborar el primer mapa de carbono orgánico, una fotografía clave para programas de recuperación de suelos y de mitigación al cambio climático.
Tota, rumbo al ordenamiento
En Boyacá, el IGAC concentró sus esfuerzos en los municipios de Aquitania, Cuítiva y Sogamoso, que hacen parte de la visitada y polémica laguna de Tota.
“Este lugar, que tiene antecedentes ancestrales de las culturas indígenas, se ha visto afectado por los cultivos de cebolla y las infraestructuras derivadas del auge turístico. Por esta razón, el Gobierno se ha dado a la tarea de formular proyectos para su protección”, aseguró el Subdirector.
En Tota, el IGAC realizó un estudio de suelos en 11.800 hectáreas, el cual servirá de insumo para que entidades como el Departamento Nacional de Planeación y los Ministerios de Ambiente, Agricultura y Comercio, ordenen el territorio sin afectar los recursos naturales.
“El estudio revela en dónde cultivar y conservar. Esto nos permitirá hacer un ordenamiento real y tomar decisiones frente al estado de las aguas. Recordemos que varios análisis han llamado la atención sobre el deterioro del recurso hídrico de esta cuenca, que además abastece al río Upía. Los resultados serán divulgados en el primer semestre de 2018”.
La Guajira, rumbo a lo agroforestal
En este departamento de la región Caribe, el IGAC suscribió una alianza estratégica con una de las empresas mineras más grandes del país, Cerrejón, que ha realizado extracciones de carbón desde hace más de 30 años.
“Alrededor de la mina, Cerrejón ha desarrollado proyectos enfocados hacia la protección del ambiente. En estas zonas, el IGAC realizó un estudio de suelos en 2.425 hectáreas, información fundamental para poner en marcha proyectos agroforestales”, dijo Álvarez.
Según el funcionario, la entidad analizó la potencialidad de cuatro especies forestales en las áreas de amortiguación para así desarrollar actividades productivas sostenibles y garantizar otras fuentes de ingreso adicionales a la minería.
La transformación del Catatumbo
A finales de 2016, el IGAC, Asomunicipios y la Universidad Francisco de Paula Santander firmaron un acuerdo de voluntades para beneficiar a los 11 municipios de la región.
Una de las actividades de este proyecto, denominado “Catatumbo: región de oportunidades y desarrollo territorial”, fue un estudio de suelos en las hectáreas con mayor potencial productivo, el cual será presentado el año entrante.
“Ya culminamos los muestreos en 135.681 hectáreas con vocación agrícola. Este estudio se convierte en el primer paso para la transformación del Catatumbo de un sitio azotado por la violencia a un territorio en paz, productivo y sostenible”, anotó Álvarez.
Para el Subdirector, este insumo será clave para el posconflicto. “Catatumbo es una de las regiones más abandonadas, donde confluyen grupos armados, cultivos ilícitos y atentados. Con esta alianza, el Programa de Reconversión de Cultivos Ilícitos tendrá una base técnica para saber en dónde y qué cultivar”.
El directivo recalcó que el IGAC es fuente de información oficial. “Esto permite que los inversionistas sepan exactamente dónde puedan invertir sin perder recursos. La institucionalidad no solo hace presencia con subsidios o recursos, sino aportando información, que es lo más valioso en este proceso de toma de decisiones”.
Primer mapa de carbono
El libro “Suelos y Tierras de Colombia”, lanzando en 2015, puso al IGAC en la retina nacional y mundial.
Esta obra, que compila el trabajo agrológico de la entidad por más de 70 años, fue ganadora del Premio Mundial de Suelo Glinka (entregado por la FAO) y el reconocimiento de la Fundación Alejandro Ángel Escobar como la mejor publicación medioambiental.
“Estos galardones nos abrieron una puerta para que la FAO viera en Colombia y en el IGAC un aliado para la región, y para que nos involucrara en la creación del primer mapa de carbono a nivel mundial”, comunicó Álvarez.
Luego de varias capacitaciones por parte de la FAO, el Instituto elaboró el mapa de carbono nacional, a través de una revisión, modelos estadísticos y pruebas de validación de más de 4 mil perfiles de suelos recolectados en los últimos 30 años.
“Este mapa nos explica cuál es la salud de los suelos y en dónde está concentrado el carbono, es decir que nos servirá para planificar. Este producto es de todo el país, ya que hemos recibido observaciones y retroalimentación de otras entidades nacionales”.
Álvarez recalcó que el suelo tiene más carbono que la atmósfera y la cobertura. “Es un recurso importante a la hora de hablar de temas ambientales, aporte de gases efecto invernadero y mitigación del calentamiento global”.
Suelos productivos
En Cesar y Magdalena, el IGAC evaluó 350 mil hectáreas productivas, con miras a que las autoridades puedan elaborar una ruta acorde con la vocación y la capacidad de los suelos y así no se atente contra la sostenibilidad ambiental.
“Continuamos trabajando en el programa de reconocimiento de suelos a escala 1:25.000, que busca generar insumos de mayor detalle para el país. Enfocamos nuestros esfuerzos en Cesar y Magdalena, ya que son unos de los departamentos con mayor uso inadecuado”, anotó el Subdirector.
Álvarez destacó que la entidad se ha enfocado en fortalecer otros productos intermedios, como es el caso de la geomorfología y las coberturas vegetales.
“La geomorfología es la primera base para un estudio de suelos. Sin embargo también se puede obtener información para detectar zonas de remoción y acumulación de agua, es decir para la gestión del riesgo. Estamos en la capacidad de producir 3 millones de hectáreas de capas geomorfológicas”.
En cuanto a las coberturas vegetales, el IGAC tiene la meta de producir 3 millones de hectáreas, para que las autoridades puedan ordenar el territorio combinando la capacidad de uso y la demanda ambiental.
Pinceladas para 2018
Las Corporaciones Autónomas Regionales y las autoridades ambientales serán las grandes protagonistas en materia de suelos en el próximo año.
El IGAC ya logró suscribir convenios con cuatro de estas entidades: la CVC en Valle del Cauca, la CAR en Cundinamarca, la CAM del Alto Magdalena y el Instituto Humboldt.
“El Humboldt nos buscó para hacer una alianza que permita construir una metodología para medir el carbono en páramos y humedales. Aportaremos los datos de suelos para que las demás entidades ambientales puedan elaborar sus proyectos”, dijo Álvarez.
Con la CVC, el IGAC realizará levantamientos semidetallados en 250 mil hectáreas de las cuencas hidrográficas Timba, Garrapatas y Calima, y estudios de coberturas vegetales en siete cuencas más del Valle del Cauca.
“Esto podría convertir al Valle en el segundo departamento con información semidetallada en todos sus suelos, título que a la fecha solo ostenta Quindío. Con ambos insumos se podrá hacer un verdadero ordenamiento de las cuencas hidrográficas”.
En Cundinamarca, el IGAC y la CAR trabajarán en dos cuencas: Sumapaz (300 mil hectáreas) y Río Negro (450 mil).
“Son dos proyectos muy interesantes, ya que ambas cuencas son opuestas: producción cafetera, cañera y agrícola en Río Negro y la reserva más grande de agua del país que es el páramo de Sumapaz”.
Con la Corporación del Alto Magdalena, el IGAC llevará a cabo el primer estudio nacional de suelos en una microcuenca, ubicada en La Plata (Huila), que tiene 2.600 hectáreas.
“Generaremos insumos técnicos para que esa pequeña área de gran disponibilidad de recurso hídrico, tenga un ordenamiento orientado a proteger el agua y el suelo”.
Por último, Álvarez anunció que en 2018 publicará “Suelos Hídricos”, una obra que es un complemento a la planificación territorial asociada a la gestión del riesgo.
“Delineamos los suelos con características asociadas al agua en su proceso de formación. Esto permitirá conocer hasta dónde puede llegar el agua en determinada época del año; en pocas palabras estar preparados para las épocas de lluvia. Estos suelos hídricos son los que más se ven afectados por las inundaciones”.