
Así lo aseguró Germán Darío Álvarez, Subdirector de Agrología del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), en el taller regional de manejo sostenible de los suelos de América Latina y el Caribe, realizado en la ciudad de Ibagué.
Ibagué, junio 28/2016.- El panorama de los suelos en Colombia no es para nada alentador. Más del 33% del país cuenta con algún grado de erosión, mientras que el 28% alberga conflictos de uso del suelo, ya sea por la sobrecarga de ganado y cultivos o por el desaprovechamiento del potencial agropecuario.
Según Germán Darío Álvarez, Subdirector de Agrología del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, esta preocupante radiografía de los suelos colombianos tiene su raíz en el ordenamiento territorial, el cual, a pesar de contar con un sinfín de normas, leyes y programas, actualmente no se cumplen.
“Los suelos son la base del desarrollo colombiano. No es posible ordenar el territorio si no se tiene en cuenta la vocación de los suelos y tierras, sus potencialidades, limitantes y el uso adecuado que se le debe dar. Por no tener en cuenta a este recurso natural, el cual está rezagado y olvidado, hemos llegado a urbanizar los mejores suelos para producir, como la Sabana de Bogotá, un claro ejemplo de lo que no hay que hacer, o a cultivar en terrenos de alta importancia ambiental como los páramos”, dijo Álvarez en el segundo día del taller regional de manejo sostenible de los suelos de América Latina y el Caribe, realizado en Ibagué.
“Colombia es un país reconocido por tener un ordenamiento jurídico amplio, sólido y robusto. A pesar de que tenemos normas para todo, también tenemos la excusa para no cumplirlas, algo que abunda en el ordenamiento. Tal es el caso del respeto de la vocación productiva y el uso del suelo, factores que en muchos casos no se cumplen. Vivo ejemplo de ello son las grandes capitales, donde se endurece el suelo para impulsar el crecimiento urbano”.
El Subdirector de Agrología enfatizó que es lamentablemente que algunas alcaldías acuerden con los Concejos Municipales hacer un Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que va en contra de los recursos naturales, desecando área de humedales y perjudicando las áreas productivas, “ignorando que en el cuidado del suelo está la seguridad alimentaria del país”.
“Debemos enfocarnos en tres aspectos para darle un vuelco al ordenamiento del país. Primero es básico contar con una evaluación, control y seguimiento de todas las normas sobre ordenamiento; segundo un conocimiento y educación sobre los suelos, ya que desde pequeños nos han inculcado el cuidado por el agua, pero jamás del suelo; y finalmente una participación activa de la comunidad en estos procesos”.
El tiempo es ahora
Desde 2011, la ley orgánica de ordenamiento territorial obliga a los gobernadores y alcaldes a actualizar sus esquemas de ordenamiento y POT. Sin embargo, según Álvarez, pocos incluyen a los suelos como línea base de ordenamiento de sus territorios.
El funcionario indicó que es el momento propicio para darle la vuelta a ese panorama de olvido del suelo colombiano, ya que aproximadamente el 70% del país debe estar actualizando sus instrumentos de planificación.
“Es hora de que los alcaldes y gobernadores entiendan que el POT no es un simple instrumento, es la carta de navegación para los próximos 10 años. Para garantizar que las futuras generaciones tengan comida, donde vivir y agua para subsistir, es necesario incluir la vocación de nuestras tierras en esta hoja de ruta”.
Álvarez puntualizó que la planificación del territorio es algo serio, no una simple lista de chequeo. “Los alcaldes y gobernadores recientemente elegidos son los administradores del postacuerdo, y tienen la responsabilidad administrativa e institucional de garantizar que esos planes de ordenamiento incluyan el respeto por los recursos naturales y el impulso de la productividad de una manera sostenible”.
Suelos, un recurso para la paz
Con el cese del fuego bilateral entre el Gobierno y las FARC, ahora el gran reto recae en rescatar las zonas rurales afectadas y rezagadas por la violencia.
Ante los representantes de 23 países de América Latina y el Caribe que participan en el foro regional en Ibagué, Álvarez informó que en las zonas del conflicto el ordenamiento territorial es más que deficiente, y que presentan altos índices de degradación ambiental.
Según el Departamento Nacional de Planeación, el 77% de los municipios que han sufrido de conflicto armado tiene la vigencia de largo plazo de sus Planes de Ordenamiento Territorial ya vencida.
Entre tanto, entre 1990 y 2012, el 58% de la deforestación del país tuvo lugar en estos municipios, cuando son el hogar del 42% de los bosques colombianos y cuentan con la mitad de los Parques Nacionales Naturales.
Estas zonas a su vez albergan el 87% de los cultivos ilícitos del país; entre 2010 y 2014, el 38% de estos sitios presentaron extracción ilícita de oro.
“Empezaremos a mapear la geografía de la paz. El campo ha sido la víctima de la guerra en los últimos 50 años. Su población ha sufrido por el abandono de las actividades productivas, infraestructuras obsoletas y servicios básicos insatisfechos. Hoy en día tenemos claro que tras la dejación de las armas y la firma del acuerdo de paz, los grandes retos serán formalizar la propiedad, garantizar la entrega de la tierra y orientar que el uso de los suelos esté acorde con la vocación. La esperanza de la paz está en el campo y en la disponibilidad de información de sus terrenos”, concluyó el Subdirector de Agrología del IGAC.