
Palabras de inauguración de la Semana Geomática 2013 por JUAN ANTONIO NIETO, director general Del Instituto Geográfico Agustín Codazzi. Bogotá, D.C., 2 de octubre de 2013.
Presento un cordial saludo al señor Vicepresidente Angelino Garzón, a los conferencistas nacionales y extranjeros y a los participantes que han venido de todo el país y aún de los países vecinos. A quienes nos visitan les deseo una feliz estada en nuestra capital de la república.
Nos ha correspondido el honor de organizar esta quinta versión de la Semana Geomática, evento de reconocido prestigio, en el cual se hace un detenido estudio y puesta al día de los conocimientos y las experiencias relacionadas con Geomática, es decir, con las ciencias y las tecnologías destinadas a la captura, la interpretación, la difusión y el almacenamiento de la información geográfica. Para el Agustín Codazzi y para sus directivas es muy satisfactorio contribuir de esta manera al avance de las ciencias y el conocimiento que trasciende las fronteras patrias.
Pero en esta ocasión hemos querido consagrar este certamen al estudio de las tecnologías para el ordenamiento y la gestión del territorio por dos razones fundamentales, a las cuales me quiero referir brevemente.
En primer lugar, porque estamos persuadidos de que la ciencia y la tecnología, en especial en materia geomática, puede y debe cumplir un extraordinario papel para conocer y afrontar mejor la aguda crisis territorial que sufre el país desde hace más de cincuenta años, en especial como causa y consecuencia de un conflicto interno que el Presidente Santos está empeñado en superar y de algunas fuerzas socioeconómicas que no hemos podido controlar.
Crisis revelada en estudios detallados al respecto1, que se expresa en las grandes disparidades de bienestar y oportunidades entre las diversas regiones; conflictos territoriales complejos, como los derivados de las concesiones, la economía ilegal, la oposición a la restitución de tierras, el crecimiento caótico de las ciudades, la carencia de conectividad interregional, los conflictos de uso de los suelos, los grandes riesgos de desastres por factores naturales y, sobre todo, por los antrópicos y la apropiación indebida de tierras baldías y bienes de uso público.
Problemas que, en buena medida, podrán ser detectados, conocidos y controlados siempre y cuando, además de la voluntad política, haya el conocimiento científico y tecnológico que permita adoptar las mejores medidas para superar la situación.
A manera de ejemplo, quisiera señalar la importancia de un conocimiento profundo de nuestra geografía y de nuestra estructura social y productiva para establecer las normas tributarias que permitan combatir la especulación con la tierra y propiciar su adecuada explotación, independientemente de que se trate de pequeñas parcelas o de grandes y modernas explotaciones. En este contexto casi resulta bizantina la discusión que se ha venido planteando en los últimos meses sobre si debe haber pequeña o gran explotación agrícola. Creemos que hay espacio para todos, siempre y cuando haya acceso a la técnica, al crédito, a los mercados y a la protección social para todos los campesinos.
En segundo lugar, porque esperamos con optimismo el éxito de las negociaciones de La Habana, fruto de lo cual habrá que prepararse para el retorno al campo, donde se encierran grandes posibilidades para el país pero también grandes retos. Sin duda alguna, estas iniciativas históricas generan, y generarán, una exigente demanda de datos e información sobre nuestro territorio, amén de la producción intelectual requerida para brindar ideas funcionales, objetivas y benéficas para todos los colombianos.
En nuestro campo, por ejemplo, tendremos que echar mano de las más avanzadas tecnologías para lograr, como nos lo hemos propuesto, actualizar la información catastral en cuatro años y disponer de un sistema de información de tierras que sea un apoyo eficaz para la política integral de tierras que busca la solución de los múltiples conflictos y desavenencias sobre la propiedad rural y las urgencias de aumentar la producción del campo. Presiones y necesidades que son de esperarse al salir de esta caverna oscura del conflicto interno.
Además, en ese nuevo clima el país tiene que meterse de lleno en el proceso de ordenamiento del territorio que permita un uso del suelo en condiciones sostenibles y la reorganización de las ciudades y los campos para que ofrezcan un hábitat más humano. Pero también para que haya un mayor desarrollo económico que haga posible aumentar el bienestar de los ciudadanos y una mejor inserción en los escenarios internacionales.
Señoras y señores:
Por último, permítanme destacar y agradecer la presencia de expertos de España, Alemania, Cuba, Puerto Rico, Holanda, Irak, Abu Dhabi, EE.UU., Polonia, Emiratos Árabes Unidos, Israel y Brasil, además de Colombia. Una auténtica Naciones Unidas de la Geomática. Con seguridad sus exposiciones permitirán obtener una visión más objetiva y actual sobre el estado del arte en el conocimiento de nuestro planeta y de nuestro país y acopiar elementos de juicio y soporte para las decisiones que debemos tomar con el ánimo de avanzar en un contexto de prosperidad y sostenibilidad. A todos ellos nuestros agradecimientos.
Les deseo el mayor de los éxitos en esta intensa semana de estudio y de diálogo científico y técnico.
El Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) cumple 78 años produciendo, administrando y divulgando información y conocimiento en materia de cartografía, agrología, catastro, geografía y tecnologías espaciales, regulando su gestión en apoyo a los procesos de planificación y desarrollo integral del país.
- Véase, por ejemplo, El Estado Estratega para el Ordenamiento Territorial”, Edgar Revéiz, Academia Colombiana de Ciencias
Económicas, Bogotá, 2013