
- En el XVIII Congreso Colombiano de la Ciencia del Suelo, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) “desnudó” los suelos de este mágico, tradicional e histórico sitio del departamento de Boyacá.
- Actualmente, debido a la sobrecarga agropecuaria, en más de la mitad del territorio se hace un uso inadecuado del suelo
Para la gran mayoría de colombianos, Villa de Leyva es un municipio donde solo tienen cabida las actividades relacionadas con el turismo y el comercio gastronómico internacional.
Por esta razón, este pueblo es “famoso” por su festival de cometas, los restos arqueológicos de dinosaurios, sus antiguas y blancas casas coloniales, las imponentes iglesias, las cascadas de las periqueras, los arriesgados viajes en cuatrimotos o las cabalgatas a caballo por sus calles empedradas.
Este creciente “boom” turístico es la razón por la cual casi nadie habla o se pregunta qué tipo de actividad productiva es la más adecuada para los suelos de Villa de Leyva; si guarda tesoros ambientales que deberían ser protegidos a toda costa; o si tiene la capacidad para la cría de ganado.
Por esta razón, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi aprovechó su presencia en el XVIII Congreso Colombiano de la Ciencia del Suelo, realizado esta semana en este municipio boyacense, para “desnudar” la vocación, capacidad y conflictos de uso de sus suelos y tierras.
Según el IGAC, de las 12.659 hectáreas que conforman Villa de Leyva, 3.004 hectáreas corresponden a terrenos aptos para la implementación de cultivos (24% del área municipal). Por su parte, 1.091 hectáreas tienen “luz verde” para la actividad agroforestal (9%) y 764 hectáreas para la forestal (6%).
La ganadería es la única actividad que debería estar vetada, ya que sus suelos no cuentan con las características para soportar el constante pisoteo del ganado, el cual genera serios grados de compactación.
“En resumidas cuentas, el 39% del municipio tiene capacidad para el desarrollo de alguna actividad productiva. En 4.859 hectáreas se deben concentrar las acciones productivas de sus pobladores”, dijo Juan Antonio Nieto Escalante, Director General del IGAC.
Las áreas que deberían ser conservadas por su importancia ambiental suman 4.927 hectáreas (39% de Villa de Leyva). 2.841 hectáreas ya se encuentran protegidas bajo la ley (22%), como el Santuario de fauna y flora Iguaque.
“Estas cifras indican que la mayoría del territorio de Villa de Leyva debe ser protegido y conservado. Sin embargo, también tiene espacio para el desarrollo productivo, a excepción de la ganadería. El municipio cuenta con la capacidad para también ser reconocido por su agricultura, pero de una forma sostenible, controlada y acorde con la vocación, y no solo como una joya turística nacional”, apuntó Nieto Escalante.
Uso inadecuado en más de la mitad del pueblo
A pesar de contar con 4.859 hectáreas capaces para la producción sin la necesidad de impactar los recursos naturales, estudios del IGAC indican que la demanda actual ya sobrepasó esta cifra: la entidad identificó que 6.881 hectáreas ya cuentan con territorios agrícolas o pecuarios, que en total abarcan el 54%.
“El desarrollo productivo debería concentrase solo en el 39% del municipio. Sin embargo, en la realidad este panorama está sobrepasado, razón por la cual en más de la mitad de Villa de Leyva se hace un uso inadecuado del suelo”, enfatizó el Director del IGAC.
Estudios del IGAC indican que el 56% de Villa de Leyva ya padece de conflictos de uso del suelo, tanto por la sobrecarga agropecuaria como por el desperdicio de su potencial para producir. Este porcentaje de uso inadecuado suma 7.101 hectáreas.
El conflicto que más predomina es la sobreutilización (terrenos que fueron sobrexplotados para cultivos y ganado y que ya perdieron dicha capacidad), el cual afecta al 41% del municipio (5.211 hectáreas).
Entre tanto, la subutilización está presente en el 15%, con 1.890 hectáreas afectadas. Estos terrenos tienen características para algún tipo de producción, un plus que es desaprovechado o utilizado para otros fines, como la urbanización.
“En el 44% del territorio se respeta la vocación del suelo. Aunque este porcentaje aún es alto en comparación con otros territorios, como los de la Sabana de Bogotá, es necesario hacer un llamado de atención para que las autoridades controlen las actividades agropecuarias. De lo contrario, en el mediano plazo, Villa de Leyva no tendrá terrenos para cultivar y se pondría en jaque la seguridad alimentaria”, puntualizó Nieto Escalante,
Congreso con sabor IGAC
El XVIII Congreso Nacional de la Ciencia del Suelo ha tenido una presencia sobresaliente por parte de los servidores públicos del IGAC.
El miércoles, el Subdirector de Agrología del IGAC, Germán Darío Álvarez, fue el encargado de dar apertura al encuentro y plasmar el panorama actual de los suelos del país; por su parte, Nancy Leyva, coordinadora del grupo de geomática, informó sobre el efecto del Fenómeno de la Niña sobre los suelos de los predios de Cartago y Obando en Valle del Cauca.
Ayer, el IGAC realizó cuatro ponencias magistrales: la clasificación de los suelos agrológicos en el Valle de Sibundoy (a cargo de coordinador de levantamientos agrológicos del IGAC Napoleón Ordóñez); la dinámica del uso del suelo en el Valle de Sibundoy (por parte del funcionario de la Subdirección de Agrología Alejandro Gómez); la alianza colombo-guatemalteca con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación de Guatemala (MAGA) para estudiar los 22 departamentos del país centroaméricano (Rudy Vásquez del MAGA); y la caracterización de los suelos y su influencia en la calidad de la uva (Juanita Cuy del IGAC).
Hoy, como cierre del encuentro, Dimas Malgón, una eminencia en el análisis y estudio de los suelos del país, hará el lanzamiento del libro Suelos y Tierras de Colombia, el cual ganó el Premio Nacional de Ciencia y Solidaridad de la Fundación Alejandro Ángel Escobar, en la categoría de medio ambiente.
En horas de la noche, la Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo le entregará una mención honorífica al IGAC, por su compromiso y dedicación en el estudio de los suelos del país y su trabajo mancomunado con la Sociedad.